El androcentrismo considera al hombre como el centro y la medida de todas las cosas, en función de sí mismo, dejando de lado a la mujer como algo insignificante e inexistente. Es un hecho de machismo que muestra la hombría y a las personas como seres superiores o inferiores, dependiendo de su género (masculino o femenino), dejando claro que la mujer no puede igualarse al hombre, por lo que la mujer debe obedecer y soportar en silencio (es decir, ser sumisa)